El inicio





  De mala gana me siento en la cama y acomodo mi cuerpo en posición de flor de loto: necesito hacer otro intento por relajar mi cuerpo en unión con mi mente. Cierro los ojos e inhalo profundo hasta colmar de oxigeno mis pulmones, ahí, lo sostengo durante un par de segundos y exhalo lentamente por la boca. Así insisto varias veces en el ejercicio hasta que por fin logro dejar mi mente en blanco, pero sólo durante unos instantes porque el desagradable recuerdo de aquella primera vez irrumpe de nuevo para fragmentar mis nervios.

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  Un sábado, tres semanas después de haber terminado mis estudios medio-superior, mi padre, mi madre, Ihryn y yo almorzábamos en armonía alrededor de la mesa ubicada al centro de la espaciosa cocina: un lugar fascinante porque, desde allí, mientras me alimento, puedo respirar el aire fresco con aroma a verde que proviene del exterior. Entre bocado y bocado, Ihryn, quien posee un carácter muy peculiar, alegre y tan ocurrente que le convierten en un ser muy especial con la habilidad de contagiar su alegría a los demás, nos mantenía divertidos con el relato de una de sus aventuras en la Universidad Católica de Madrid, donde estudia psicología. Todo era perfecto, de pronto, dos vocablos, dos únicos vocablos articulados por una voz masculina, autoritaria y cavernosa, irrumpieron en mi cerebro.   
  - ¡Ven, Iliana!
  - ¿Qué? -apenas pregunté. Volteé a ver a mi padre, creí que me llamaba. Pero él, con un trozo de queso en la boca, sacudía su cabeza al escuchar el pequeño y gracioso comentario hecho por Ihryn que, por cierto, no fue del total agrado de mi madre.
  - ¡Ven, Iliana! -insistió aquella desconocida y horrible voz.
  Mi sentido común no aceptó que aquello estuviese sucediendo, pero era tan intenso que no hubo lugar para la duda: alguien o algo me estaba requiriendo.   Al instante, un agudo dolor atravesó mi pecho, mi corazón se aceleró y tuve la sensación de que iba a estallar en mil pedazos y, con ello, cederle el espacio a ese ente, dueño de la voz, para que se adueñase de mí. Mi cuerpo se congeló ante la desquiciante idea y sólo bastó un micro-milésima de segundo para que mi espalda se tensase y me inhabilitase a realizar cualquier movimiento. Quise gritar y pedir auxilio, pero fue imposible, mis labios no se abrieron.
  “¿Qué demonios me está sucediendo?”, pensé atemorizada en el instante en el que el tenedor, con el trozo de carne que pensaba llevarme a la boca, se me fue de las  manos. Ihryn, quien se encontraba sentada justo frente a mí, fue la primera en darse cuenta de mi repentina transformación, y juro que nunca había mostrado esa expresión en su rostro donde el terror y la preocupación mezquinamente se mezclaron. De súbito se puso de pie, se inclinó hacia mí y con su mano alcanzó la mía que yacía lánguida y temblorosa sobre el mantel individual.
  - ¡Por Dios Iliana qué te sucede! 
  Su voz, que por cierto escuché lejana y con una molesta interferencia similar al ruido que se origina cuando se estruja un pedazo de papel de china, me distrajo, pero tan sólo lo necesario para tomar algo de aire y así, al momento de expulsarlo, poder arrastrar y susurrar una sola palabra.
   - Ayúdame.
  Todo a mí alrededor era confuso: la verdad se colisionó con lo irreal y me asaltó el temor ante la posibilidad de que ese día fuese el último de mi vida

10 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Muchas gracias por tu opinión: es exactamente lo que deseo reflejar. Saludos, amigo.

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  2. Hola, Nathalie, está muy bien ¡ánimo! Has generado la intriga para querer saber qué pasó y cómo sigue. Dan ganas de seguir avanzando por esta puerta que abres. Te deseo lo mejor.

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  3. Naty, muchas gracias por haber visitado mi blog, pero, sobre todo, por las palabras de aliento que me dedicas. Sí, es duro el camino, pero no imposible. Me alegra que te esté gustando. Continuaré editando más fragmentos. Un saludo y abrazo desde lejos.

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  4. Nathalie, muy interesante!
    Me encanta el blog y me atrae la historia.
    Enhorabuena

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  5. Paola, muchas gracias por tu visita a este, mi rincón especial, pero, sobre todo, que te haya parecido interesante. Recibe un abrazo a distancia.

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  6. Hola, Buenas tardes! Recién empiezo a leer su obra y me estoy quedando picada esperando lo que sigue. Felicitaciones desde Altamira, Tamaulipas

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  7. Muy agradable y relevante tu comentario, Esperanza, créeme que continuaré editando en el blog fragmentos de la obras, hasta encontrar la editorial que deseé editarla. Un abrazo a distancia. Gracias.

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  8. Dissó, por gente como tú, y todos los que me han dejado sus comentario, es que continúo escribiendo. Me agrada que te haya entretenido. Muchas gracias.

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